Las empresas canalizan el 89 % de la recaudación fiscal en España.
Un informe revela que el tejido empresarial no solo tributa, sino que actúa como principal recaudador de impuestos del sistema fiscal español.
El sector empresarial español es responsable de sostener, directa o indirectamente, el 89 % de la recaudación fiscal total del país, según un estudio reciente del Instituto de Estudios Económicos (IEE).
Este porcentaje incluye tanto los impuestos propios que abonan las compañías como los tributos que recaudan en nombre de sus empleados y clientes.
¿Qué impuestos gestionan las empresas?
Las empresas no solo pagan tributos como el Impuesto sobre Sociedades o el IVA, sino que también actúan como recaudadores clave del sistema. Las principales vías de contribución incluyen:
- Impuesto sobre Sociedades, que representa en torno al 11 % de los ingresos tributarios.
- Retenciones del IRPF aplicadas a las nóminas de sus trabajadores.
- Cotizaciones sociales a la Seguridad Social, compartidas con los empleados.
- Recaudación del IVA, que trasladan desde el consumidor final al Estado.
Esto significa que una gran parte de los impuestos que recibe la Hacienda Pública pasa por las empresas antes de llegar al Tesoro.
Empresas: contribuyentes y agentes de recaudación
Una de las claves del informe es la doble función que cumplen las empresas: no solo pagan, también recaudan para el Estado.
Este rol implica que millones de autónomos y pymes realizan tareas administrativas complejas cada mes, como calcular retenciones de nóminas, declarar IVA o cotizar por sus empleados. Esto convierte al tejido empresarial en el eslabón más operativo del sistema tributario.
Aunque esta fórmula reduce los costes de gestión pública, también genera carga burocrática y responsabilidad legal para las empresas, en especial las de menor tamaño.
Comparativa internacional
El estudio indica que España es uno de los países con mayor dependencia fiscal del tejido empresarial. Mientras que la media de la Unión Europea sitúa este peso en torno al 79 %, en España alcanza el 89 %, una diferencia de 10 puntos porcentuales.
Este modelo convierte a las empresas en pieza esencial del engranaje tributario nacional, y sitúa al país por encima de potencias como Alemania, Francia o Italia en cuanto a carga fiscal canalizada por el sector privado.
Fortalezas y riesgos del modelo actual
El sistema español garantiza eficiencia recaudatoria gracias a la concentración en las empresas, pero no está exento de riesgos:
- Dependencia económica: una caída en la actividad empresarial afecta directamente a la recaudación.
- Sobrecarga administrativa: muchas pymes asumen funciones fiscales complejas sin los recursos de grandes compañías.
- Desigualdad: las pequeñas y medianas empresas tributan con tipos efectivos más altos que las grandes corporaciones.
Por ello, algunos expertos piden simplificar los procesos y redistribuir las cargas fiscales para hacer el sistema más sostenible y equitativo.
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