Europa se inquieta por el repunte de la inflación en agosto.
El alza rompe la estabilidad de los últimos meses y reaviva el debate sobre los tipos de interés.

La inflación en la zona euro aumentó una décima durante el mes de agosto y se situó en el 2,1% interanual, según los datos preliminares publicados por Eurostat.
Este leve repunte interrumpe la tendencia de estabilidad registrada en los meses anteriores.
Un repunte que rompe la tendencia estable
Durante los últimos meses, la inflación en la eurozona se había mantenido en torno al 2%, muy cerca del objetivo del BCE.
Sin embargo, el dato de agosto refleja un ligero repunte que ha sorprendido a parte de los analistas, que esperaban una continuidad de la moderación en los precios. Aunque el aumento de una décima pueda parecer pequeño, se interpreta como una señal de que las presiones inflacionistas aún no han desaparecido del todo.
Servicios y energía tiran de los precios
El principal motor del incremento ha sido el encarecimiento de los servicios, especialmente en los sectores de transporte, hostelería y ocio, donde la demanda se ha mantenido fuerte durante el verano.
También se ha producido un repunte puntual en los precios energéticos, impulsado por las tensiones en el mercado del gas y el petróleo. Por el contrario, los alimentos frescos y los bienes industriales han contenido sus precios e incluso han mostrado ligeras caídas en algunas categorías.
Diferencias notables entre países
La evolución de la inflación no ha sido uniforme en el conjunto de la eurozona. Alemania y Francia han registrado incrementos de precios más acusados, con tasas que se sitúan por encima de la media europea.
En cambio, España, Italia y Portugal han mostrado una evolución más contenida, gracias en parte a un mayor control en los precios de la energía y una moderación del consumo interno. Esta disparidad complica la toma de decisiones del BCE, que debe equilibrar realidades económicas muy distintas.
Impacto sobre la política monetaria del BCE
El repunte ha reabierto el debate sobre la trayectoria futura de los tipos de interés. Tras meses de señales que apuntaban a posibles recortes en el precio del dinero, algunos miembros del Consejo de Gobierno del BCE advierten ahora que podría ser prematuro relajar la política monetaria.
Mantener tipos elevados durante más tiempo podría ayudar a consolidar la reducción de la inflación, pero también supone un riesgo para el crecimiento económico y el crédito a empresas y familias.
Perspectivas económicas a corto plazo
Los analistas coinciden en que los próximos meses serán clave para determinar si este repunte es puntual o el inicio de una nueva tendencia alcista. Si la inflación se mantiene cerca del 2%, el BCE podría retomar su plan de bajadas de tipos a finales de año.
No obstante, una escalada más pronunciada de los precios energéticos o nuevas tensiones geopolíticas podrían retrasar esa decisión y obligar al organismo a mantener su postura restrictiva durante más tiempo.