La vivienda en España se encarece con fuerza.
El mercado inmobiliario español crece al doble de ritmo que el conjunto de la UE, según Eurostat.

Los precios de la vivienda en España han experimentado un notable incremento durante el último año, avanzando a un ritmo que duplica la media registrada en el conjunto de la Unión Europea, según los últimos datos publicados por Eurostat.
Este comportamiento sitúa al mercado inmobiliario español entre los más dinámicos del continente.
Un crecimiento muy por encima de la media
Mientras que el precio de la vivienda en la UE ha mostrado un crecimiento moderado, España ha destacado con un avance mucho más pronunciado.
Esta aceleración ha sorprendido a parte del sector, que preveía una cierta ralentización tras los fuertes incrementos registrados en los últimos ejercicios.
La demanda interna, principal motor
Expertos señalan que la demanda interna continúa siendo el principal motor de este crecimiento. La escasez de oferta en determinadas zonas, unida a un elevado interés por parte de compradores nacionales e inversores, ha impulsado los precios tanto en vivienda nueva como en segunda mano.
Además, el empleo estable y la mejora del acceso a crédito han favorecido la compra de vivienda.
Fuerte dinamismo en las grandes ciudades
Las principales capitales, como Madrid, Barcelona, Valencia y Málaga, concentran gran parte de las subidas.
En estas urbes, la presión de la demanda supera con creces a la oferta disponible, lo que ha llevado a incrementos de precios muy superiores a los registrados en zonas rurales o de menor densidad de población.
Advertencias sobre el riesgo de sobrecalentamiento
Aunque el mercado inmobiliario español atraviesa un momento de dinamismo, algunos analistas advierten sobre el riesgo de un sobrecalentamiento si los precios continúan creciendo a este ritmo.
La combinación de salarios estancados y viviendas cada vez más caras podría dificultar el acceso a la vivienda para los jóvenes y las familias con rentas medias y bajas.
El contraste con Europa
El comportamiento de España contrasta con el de muchos países europeos, donde el mercado muestra signos de moderación o incluso de leves descensos en algunas economías del norte.
Esta brecha en el ritmo de crecimiento podría tener consecuencias en la competitividad y en el atractivo de la inversión extranjera a medio plazo.